Además de su inigualable sabor, el jamón ibérico tiene numerosas ventajas para la salud. Un consumo moderado en nuestra dieta permite reducir el colesterol y favorece a nuestro sistema cardiovascular entre otras cosas.
La mayoría de la población es conocedora del alto contenido de ácido oleico que encontramos en productos como el aceite de oliva o el aguacate, pues bien, la carne de cerdo ibérico también es rica en ácidos grasos monoinsaturados, principalmente en ácido oleico. Esto ejerce una acción beneficiosa en los vasos sanguíneos disminuyendo la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, ayuda a reducir la tasa de colesterol malo en sangre y beneficia la producción de la tasa de colesterol bueno. Según algunos estudios realizados, las dietas que son ricas en este tipo de grasas favorecen la regulación del metabolismo y facilitan el equilibrio del peso corporal, por lo que se convierte en un elemento esencial para una alimentación sana y moderada.
Las proteínas y vitaminas del grupo B también forman parte de este tipo de alimento, ayudando a nuestro sistema nervioso y al buen funcionamiento del cerebro. Su alto contenido en vitamina B1 influye en nuestro estado de ánimo, ayudando a superar el estrés y la depresión.
Proporciona minerales esenciales que son buenos para los huesos y cartílagos, Vitamina E, Calcio, Hierro, Zinc, Magnesio, Selenio… muy ligado a procesos de antienvejecimiento.
Debido a que la carne del cerdo ibérico tiene todas estas propiedades, se puede decir que el jamon ibérico tiene un efecto saludable sobre nosotros.
*Nota: Mucho mejor si es de bellota, es decir, de cerdos ibéricos alimentados en montanera, sueltos por la dehesa, lo que les obliga a estar en un ejercicio continuado y alimentarse de hierbas silvestres, aceitunas, castañas y principalmente bellotas. Esto contribuye a una mejor distribución de las grasas intramusculares (veteado).